Natalicio del Prof. Dr. Osvaldo Robiolo
Hay vidas ideales y realmente
bellas. No porque no las bañe el
dolor ni porque estén lejos de la
realidad, sino porque pueden encontrar
el sentido de la vida desde
que tienen muy corta edad. Son
personas privilegiadas cuya vocación
y sentido de la vida se dan la
mano, en realidad un abrazo tan
profundo que casi se funden y pasan
a ser lo mismo. La vocación
como motor de la vida.
Este parece ser el caso del Prof.
Dr. Osvaldo Robiolo que transitó
el sendero de la vocación a través
de la Medicina con principios de
honestidad y ética y pudo transmitirlos
a las siguientes generaciones
y además reconoce que le fue inculcado
desde su infancia. Por eso
lo vive en forma casi natural. "Mi
Padre era Médico Pediatra y en
mi hogar paterno siempre estuve
rodeado de Medicina, nunca pensé
en otra carrera" admite el Dr. Robiolo,
aunque reconoce que su idea
inicial fue la Pediatría, pero que la
muerte de su Padre cambió de enfoque
dirigiéndolo hacia la cardiología.
Sus valores y metas en relación
a la carrera siempre fueron
claras, así nos lo cuenta: "Ejercerla
en toda su plenitud, o sea, asistencial,
docencia e investigación
clínica. Siempre consideré muy
importante la concurrencia a un
Hospital Universitario (Hospital
Provincial del Centenario dependiente
de la Facultad de Medicina
de Rosario) donde realicé mi carrera
docente desde Jefe de trabajos
prácticos hasta Profesor Titular de
Semiología y luego de Cardiología".
Este verdadero patriarca de la
Medicina, que tiene su "hogar" en
Rosario supo hacerle tanto espacio
en su vida a la Medicina como a la
familia, tal vez el equilibrio se lo
dieron la perfecta mixtura de lo que
heredó de sus padres: de Alejandro
Alfredo Robiolo, su amor por la
Medicina, su capacidad de trabajo;
y de su madre, Blanca Rodríguez, su
bondad, su cariño y su dedicación
para su familia. "El mejor recuerdo
con ellos, el habernos impartido sólidos
conceptos de la importancia de
la honestidad, del trabajo y del esfuerzo
permanentes, además de su
constantes muestras de cariño".
Por eso hoy a conformado una
inmensa familia, compuesta por su
esposa Marta Durand con quién lleva
casado 60 años, cuatro hijos: un varón,
Alejandro y 3 mujeres: Marta,
Cristina y Cecilia. También 13 nietos
(5 varones y 8 mujeres) y 6 bisnietos
(4 varones y 2 mujeres). "Todos ellos
nos han llenado de satisfacciones y
de nietos y bisnietos. El mayor tiene
32 años y el menor 2 meses."
El Dr. Robiolo se mantiene actualizado
en Internet en temas relacionados
con la Medicina, pero ha sabido
cultivar sus pasatiempos y volcar
su fervor en el tenis y el fútbol: El
primero lo juega además de verlo, y
prueba de su pasión por el segundo
deporte lo demuestra el hecho de que
es Socio Vitalicio de los "Canallas".
Las películas que le llegan al corazón
son las de contenido social como
Il Postino, Ladrón de bicicletas, Cinema
Paradiso y de las nuevas: Descubriendo
el País del Nunca Jamás.
Un buen programa es comer pastas,
dulces y un buen vino tinto escuchando
música de Mozart, Vivaldi
y Beethoven que no pierden vigencia
"por su universalidad y mensaje siempre
permanente".
Y una postal del merecido descanso
de este infatigable caballero, el Dr.
Robiolo, la imaginamos recostado en
Punta del Este, su lugar favorito de
vacaciones, con su libro de cabecera
que es ni más ni menos que el Quijote
de Cervantes; y rodeado de su familia,
gran fuente del amor aunque no la
única, tal como él lo expresa: "…el
amor a mi esposa, a mis hijos y a
toda mi familia es lo principal en mi
vida, pero también el amor hacia mi
profesión, hacia los que se formaron
a mi alrededor y a mis alumnos,
que ocupan un importante espacio
en mi cariño".
Este gran hombre tiene tan equilibrada
su vida personal con el trabajo
que nos cuenta que su orgullo
lo conforma: "Toda mi familia. El
haber Fundado la FAC y ser ahora
Miembro Emérito y ser Profesor
Honorario de la Universidad
de Rosario"; pero la admiración de
este hombre por el Quijote de Cervantes
hace que se haya puesto
como meta una tarea bastante dificultosa,
la cuál lamenta no haber
podido cumplir: "No haber podido
contribuir a la unión de todos los
Cardiólogos Argentinos".
Como dice Fedor Dostoiewski:
"El secreto de la existencia humana
no sólo está en vivir, sino también
en saber para qué se vive".
Esto parece tenerlo muy claro el
Dr. Robiolo cuando en los haberes
de su vida cuenta "los reconocimientos
a mi humilde trayectoria
médica y docente y las reuniones
con toda mi extensa familia".
Y además de la sabiduría que
sabemos admirar en el Doctor Robiolo,
en relación a su profesión,
vemos que también ha alcanzado
esa erudición en relación a su vida,
cuando le preguntamos por el mejor
momento del día: "Cuando era
joven el despertar de cada día,
ahora en mis 85 años, el final de
cada día donde agradezco a Dios,
por haberme permitido gozar de
un día más".
Fuente: Federación Argentina de Cardiología.